martes, 17 de abril de 2007

LA FALSEDAD POR BANDERA

Está de moda eso de ser ecologista. No es difícil ver a más de un politiquillo oportunista de turno que va por la vida de defensor del medio ambiente y las especies desprotegidas. Cuando un “responsable” político, sobre todo de alguno de los dos grandes partidos, dice con una sonrisa de oreja a oreja que es defensor de la naturaleza, hay motivos más que de sobra para pensar que no sólo no lo es, sino que además está usurpando el nombre de aquellos que de verdad luchan por intentar que este sitio en el que vivimos no se vaya al carajo más temprano que tarde.
Hace gracia, mucha gracia, ver a un tío del PP hablando de medio ambiente. “Nosotros, el Partido Popular, pretendemos un ecologismo serio y alejado de los radicalismos”, dirá más de uno. No, mire, dígalo claro. Este tío nos va a vender que quiere cuidar la tierra, pero cuando salga el primer plan urbanístico se la va a dar al mejor postor y, por si fuera poco, nos va a venir con el rollo de que era necesario, dicho en fino, o sea. Y nosotros tendremos que tragarnos el bolo, a no ser que a algún malpensado se le ocurra decir que este personajillo se está llenando sus bolsillos a costa de esa tierra de la que se autoproclama defensor.

Pero ahí no queda la cosa, oigan. ¡Qué va!. ¿Por qué no nos vamos al lado contrario? Exacto, el PSOE. Tanto monta, monta tanto. Estos, encima, hablan y hablan del desarrollo sostenible. Pero lo peor es que son los únicos que se creen un cuento que ellos mismos escriben y que no se traga nadie. Por supuesto, no quiero con esto decir que todos los de PP y PSOE sean así, porque siempre pagan justos por pecadores. Pero no deja de ser cierto que hay una parte importante de ambas formaciones que, una vez más, juegan con unos valores que deberían ser necesarios para un mejor funcionamiento de la sociedad. Y la ecología, el respeto al medio ambiente, es uno de ellos. Digo más, es casi el principal de todos ellos, y más en unos tiempos en los que no sabemos ni de dónde viene ni qué va a pasar con este cambio climático cada vez más patente. Y aunque no hubiera un cambio climático, es absolutamente necesario respetar lo que tenemos, porque todo mal que le hagamos nos lo haremos a nosotros. Pero bueno, la elite intelectual y política de este país parece no darse cuenta del tema.

¿Quiero con esto decir que no se puede construir un solo piso? Claro que no, pero tampoco se puede andar desprotegiendo suelo natural –algo que no sale en los medios pero se hace, mientras que si se salva un árbol se dan autobombo hasta la saciedad para colgarse la medallita- y dejando que el monstruo urbanístico devore todo aquello que encuentre a su paso. Sé que estas líneas no tendrán ningún efecto. Pero, al menos, lo he intentado.

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