IDENTIDAD HISTÓRICA DE ANDALUCÍA (I)
Normalmente, todo movimiento nacionalista inicia sus reivindicaciones y sostiene sus teorías en una base histórica. No nos es extraña la afirmación de que el pueblo vasco existe desde tiempo inmemorial o la afirmación de que Catalunya fue independiente en la época de los Condados Catalanes, entre los siglos XI y XII de nuestra era. He mencionado estos dos casos por ser los lugares donde existe mayor sentimiento nacional, y donde el movimiento nacionalista está más extendido.
Pero ahora, cabe preguntarse: ¿acaso no tiene Andalucía una identidad histórica, cuanto menos, tan fuerte como las demás? La respuesta es que sí. Y podemos hallarla en una civilización que en un tiempo fue tan próspera, que todas aquellas que presumían ser centro del saber, la cultura y la riqueza se quedaron totalmente asombradas. No es otra que Tartessos. La misteriosa Tartessos. Ya desde mucho antes se sabía de la riqueza y singularidad de esta zona sur de Iberia, prueba de ello es el avance de los primitivos andaluces hace ya cuatro milenios, en la era de los Metales, cuyo ejemplo más claro es hasta ahora el pueblo de Los Millares, en Almería. Pero, volviendo a Tartessos, se asentaba en Andalucía occidental, a la orilla del Río Guadalquivir. Ya tenían un sistema de Gobierno definido, una sociedad estructurada y un sistema de leyes escrito, según los historiadores antiguos –Herodoto-, desde tiempo inmemorial, aunque esto se trata probablemente de una exageración, producto de la admiración que el historiador sintió al ver que había una civilización distinta y desarrollada en un lugar que, en aquella época, se correspondía con el fin del mundo. ¿Puede ser, por tanto, que la primera civilización de Europa Occidental sea andaluza? No quisiera llegar hasta ahí, pues sería pecar de soberbia, pero ante estos datos parece innegable la existencia de una civilización en Andalucía.
Tras la caída de Tartessos, aparecen en el mapa andaluz tres regiones: Oretania, que se corresponde con el norte de Andalucía–concretamente buena parte de Jaén y Granada- Bastetania, la gran región de Andalucía Oriental, que iba desde Almería hasta los límites entre Málaga y Cádiz, y Turdetania, que ocupa prácticamente la misma superficie que Tartessos.. Queda en definitiva demostrado que la identidad histórica andaluza tiene sus raíces aquí, y pronto habrá un nuevo hecho que definirá prácticamente las fronteras de Andalucía hasta la actualidad. Es la conquista de Iberia por Roma. La zona sur de la Península se agrupa en una provincia, la Bética –que toma su nombre del Río Baetis, conocido actualmente como Guadalquivir-, y cuyos límites comprenden las cuatro regiones actualmente nombradas. O, lo que es lo mismo, el territorio actual andaluz, junto con el sur de Extremadura, la mitad sur de Albacete, y buena parte de la provincia de Murcia. Estas fronteras se mantendrán invariables hasta la caída del imperio romano, e incluso se mantendrán durante las oleadas germánicas, ya que el pueblo vándalo será el que se asiente en este lugar tras la desaparición de Roma. Incluso durante la etapa de los visigodos, Andalucía –entiéndase no como entidad, sino en cuanto territorio- seguirá estando aparte, pues fue conquistada por Justiniano, el emperador bizantino que a punto estuvo de reunificar el imperio romano. Al morir, se deshizo lo que había conquistado, y el sur de la Península fue dominado por los visigodos hasta la llegada de los musulmanes, en 711.