domingo, 8 de abril de 2007

¿EXISTE LA NACIÓN ANDALUZA?

IDENTIDAD HISTÓRICA DE ANDALUCÍA (II)
Es en este momento cuando tiene lugar un hecho que marca las diferencias entre los andaluces y el resto de pueblos de España y Europa. La dominación musulmana fue muy superior en Andalucía, ya que se prolongó durante doscientos años. En 1212, tras la batalla de las Navas de Tolosa, Al-Andalus quedó reducida a una extensión similar a la actual Andalucía, hasta un nuevo empujón cristiano, que terminó con la toma de Sevilla en 1262, y lo redujo al Reino de Granada. Debido a esa dominación musulmana tan prolongada, se da un fenómeno que no tiene eco en toda España y supone algo exclusivo de esta tierra. En 1568 y 1570, los moriscos se rebelan contra la Monarquía española por sus imposiciones sobre el culto religioso, lo que desemboca en la Guerra de las Alpujarras, que tiene un fuerte efecto de respuesta en la Axarquía malagueña y en la Serranía de Ronda. Queda entonces marcado ese primer hecho diferencial, y es que Andalucía está más ligada al mundo árabe, que no musulmán, que el resto de España. Todo esto es parte de esa identidad histórica andaluza que nos caracteriza a los que vivimos por debajo de Sierra Morena, y nos convierte, por tanto, en una nacionalidad histórica como Galicia, Catalunya o Euskadi, y nos confiere una identidad que hace que no tengamos nada que envidiar al resto de pueblos que aspiran a constituirse en naciones del Estado español.
Pero el verdadero momento donde, por fin, sale a la luz la identidad andaluza es en el siglo XIX. Poco antes se habían iniciado los fenómenos románticos del arte gallego y catalán, con autores que escribían en sus respectivos idiomas. En el caso andaluz, el primer hecho importante fue la Constitución Federalista de Antequera, de 1883. Pocos años después llegaría el padre de la Patria Andaluza, Blas Infante, para formalizar por fin el nacionalismo andaluz.

Con este repaso histórico de Andalucía, que aunque pueda parecer extenso deja muchos momentos importantes en el tintero, podemos concluir, como ya se dijo antes, que sí, que existe una fuerte identidad histórica en nuestra tierra, la cual nos convierte, como dice el Estatuto de 1981, en una nacionalidad histórica, aunque ahora constituída en Comunidad Autónoma.